Las postales del Tío Suldyn "Esta tarde vi nevar y no estabas tu. . ."

Pues resulta que debido a restricciones en el tamaño del equipaje y la distancia entre Toronto y Montreal, decidí tomar un avión que me transportara a la ciudad natal de mi madre. El viaje transcurrió sin mayores novedades fuera de los niños molestos que iban junto a mi en el avión y de su nana que, entre todos, se chutaron varias bolsas de Doritos. ¿¡Por que no pueden esperarse una mísera hora sin tragar chatarra en un espacio cerrado?! `_´

Pero bueno, la verdad es que desde que llegué sentí la diferencia en el trato con respecto a la gente de Toronto. Montreal resultó una ciudad calida en el trato a los turistas y ello me hizo sentir no sólo bienvenido, si no también, logró que me enamorara de la ciudad desde los primeros instantes.

A diferencia de Toronto, en Montreal el frío si era para congelarse al menor descuido y equiparó al instante los temores que tenía con respecto a la legendaria baja temperatura de Canadá. Sin embargo, he de decir que me encontraba perfectamente preparado y no sería presa fácil de la hipotermia (Eso y que los edificios de primer mundo SÍ TIENEN CALEFACCIÓN. . .)


-El Place D'armes donde hace mucho se libró una batallota-


-Vista del viejo Montreal-

Pues en cuanto llegué a mi hotelito (que me gustó mucho), me dí un buen baño y me armé de valor para recorrer el "viejo Montreal" que tantas ganas tenía de conocer. La cosa es que al llegar a donde me hospedé hacía frío, pero al salir . . . ¡Estaba nevando bien cañón!


-Ah, pin. . . frío-


-Nieve, nieve, más nieve-


-La catedral de Notre Dame-

Mi caminata me demostró dos cosas: 1.- Que el viejo Montreal era tan bello como lo esperaba y 2.- Que una nevada es para congelarse en menos de lo que se produce la primera muerte en un enfrentamiento de Halo 3 (Bien rápido pues). Mientras caminaba, la nevada se volvía más intensa pero mi espíritu se fortalecía al presenciar por vez primera un espectaculo como ese. Mi recorrido fue ameno y las ganas de fotografiar nunca faltaron, incluso cuando tenía que sacar mi mano derecha del guante para operar mi cámara y ello provocaba el peor de los fríos en mi. Aprecien cada foto porque me le costó a mi manita un terrible congelamiento. Lamentablemente no pude ver el espectáculo de luces de la iglesia de Notre Dame porque estaba cerrada al público por un evento privado. . .T_T

Cuando el cansancio y el hambre comenzaban a hacer presa de Boromir. . .digo de mí, decidí acudir al barrio chino a probar comida vietnamita (son asíaticos así que todos deben estar en el mísmo sitio) Barato, rico, llenador y calientito, así fue como resultó mi plato de fideos y carne de res. CUANDO VAYAN A CANADÁ, prueben la comida vietnamita y si pueden visitar el restaurant Cali en Montreal, mejor.

Ese día terminó temprano para mi, pues el cansancio del día anterior en Toronto, el viaje del presente a Montreal y el sólo pensar lo que haría al siguiente (Una visita al enorme jardín botánico, al insectario, al planetario y el recorrer todo lo que pudiera de la "ciudad subterranea"), hicieron que me fuera temprano a la cama.

Los dejo con un video que servirá de teaser trailer del próximo post.



Stay Zombie!!!