domingo, 13 de mayo de 2007

Revolver Ocelot.


El fin de semana pasado jugué junto a mis amigos Luis César y Kumo una partida del juego de rol "Vampire the masquarade" narrada por el nunca bien ponderado Maestro Argel. Ya en otra ocasión hablaré más a fondo sobre los juegos de este tipo para los que no los conozcan y de mi experiencia como Storyteller y player.

El juego iba bastante tranquilo y divertidamente social hasta que por asares del destino todo se complicó. . . demasiado. Mi personaje es un vampiro que gusta de los placeres y la belleza de la no-vida, además de que odia cuando las cosas se tornan difíciles, y vaya que se tornaron. Los tres players llegamos a la encrucijada en la que la única forma segura de sobrevivir era asesinando a los otros dos. Con mi personaje completamente incompetente en el área de combate sólo me quedó una forma de procurar mi existencia: Forjando y traicionando multiples alianzas.

Mi personaje trabajaba con y para todos, era bien recibido allá a donde iba y por lo regular lo veían como alguien carismático al que no merecía la pena molestar. Al final, fueron mis méritos sociales y no las destrezas físicas las que me permitieron realizar mi jugada de mate a mis otrora compañeros. No murieron, pero creo que resulté victorioso.

La forma de mover a mi personaje fue inspirada en un maestro del arte del double-crossing: Revolver Ocelot. Gracias a lo que conozco de este individuo ficticio, me resultó más intuitivo el idear los movimientos de mi vampiro. Y resultaron.



Revolver Ocelot es un personaje de los videojuegos Metal Gear Solid al que por lo regular debes enfrentar. Se trata de un pistolero experto que luce como sacado directamente de un spaghetti western. Su apariencia es elegante y con plena confianza en sus habilidades. Durante el primer juego de la saga anteriormente mencionada, Revolver trabaja para el hermano mayor del protagonista y líder de la organización de guerreros élite Fox Hound, Liquid Snake, de quien no sólo es su mano derecha, si no tambien el experto en tortura. Una vez que el protagonista del juego, Solid Snake destroza los planes de su hermano y salva al mundo, se descubre que Revolver Ocelot no sólo escapó, si no que también trabajó desde el principio para el tercer hermano de los Snake: Solidus Snake, quien fungió como presidente de los Estados Unidos y una vez acabado su periodo lidereó otro grupo terrorista conocido como Death Cell. Esto último tomó lugar durante Metal Gear Solid 2. Para no hacerles largo el cuento, resulta que Ocelot ha trabajado con las siguientes organizaciones: The American Philosophers y The Patriots, FOXHOUND (MGS), los Gurlukovich Mercenaries (MGS2), la KGB, la NSA, la CIA, y los Spetsnaz GRU. Ha traicionado a la gran mayoría de estas organizaciones, muchas veces de forma secreta.

El objetivo original de Ocelot, durante su primera participación en un videojuego era hacer que resurgiera su natal Rusia, pero con el paso del tiempo el misterio ha envuelto a este personaje haciendo que sus motivos y verdadero jefe queden en las sombras. . .Eso si no es él, su único y verdadero patrón.

Mi vampiro sobrevivió. Se alió a todo personaje y organización posible y traicionó a varios de ellos. Y al final sólo se servía a si mismo, pues su único fin era el de sobrevivir a como diera lugar. ¿Cuál será el fin de Ocelot?

¿Has tenido algún personaje que te haya inspirado alguna vez a actuar de cierta manera?



Por último quiero recomendarles la lectura del post Mirror Mask del blog de mi amiga Mel. Pueden checarlo en el link "Words of female wisdom" en la sección "páginas de calidad" de este blog.

También quiero avisarles que ya hay un nuevo post de Suldyn Show, para los que gusten de este incoherente blog. Tambien encontrarán el link en la sección ya mencionada.

Enjoy.

martes, 1 de mayo de 2007

De aqui a la española.


Todo comenzó con la idea de reunirnos para compartir una tarde de amena charla junto a nuestro amigo Iván que visitó Toluca por algunos días. La cita fue en casa de Argel, quien nos recibió con una sesión del videojuego Guitar Hero II. Las retas para ver cuánto lograbamos interpretar sin que el público nos sacara del escenario en medio de una inmisericorde lluvia de botellas e insultos fue corta pero intensa. La charla que acompañó el desafió instrumental giró alrededor de la tecnología y el dilema moral que involucra el gastar mucho dinero en algo que sólo sirve para entretener.

El momento propicio para un cambio de atmósfera llegó gracias a Iván y su humilde pero certera sugerencia de "¿que tal una indio?". . . Una simple pregunta que inició la revolución de los 5 sentidos. Argel no gusta de la cerveza, si no de disfrutar como se debe un buen vino, así que en lugar de volcarnos a beber como unos simples indiviuos región 4, comenzó a desfilar ante nosotros toda clase de manjares que emiten un aura de finura como pocas veces he visto.

"El vino se debe de disfrutar con los 5 sentidos", fueron las palabras que iniciaron las breves lecciones del Maestro Argel sobre lo que enriquecería la tarde. Paso a paso descubrí que no sólo se saborea y huele el vino, si no que también se aprecia el color, el cuerpo e incluso el sonido de éste. Un sabor delicioso para una botella que tal vez no era la mejor pero que nos dejó más que satisfechos y que fue acompañada por manjares deliciosos.

Yo nunca había probado el caviar, y cuando ví el pequeño recipiente en la mesa me dió una sensación de ligera aberción, sobre todo infundada por la manera en la que las personas se expresan comúnmente del platillo, pero aún así decidí aceptar el reto de Argel de provarlo solo. "No a cualquiera le gusta el caviar", ahora veo porqué. El sabor que tiene es ciertamente salado y muy particular y puedo entender los comentarios a los que me referí renglones atrás. . . mas no los comparto. El caviar es delicioso, tanto el rojo de arenque como el negro, siendo este último el de un sabor más refinado. Queso feta con hierbas del mediterraneo, paté de pato, jocoque y queso azúl danés servidos, algunos de ellos, con queso filadelfia sobre pan negro o de centeno fueron los que complementaron la elegante comida.

Si creén que este grupo sin categoría inherente se extralimitó en la finura de la velada, ahora imagínense la escena de todos ellos comiendo excelentes manjares, bebiendo vino y. . . escuchando las 4 estaciones de Vivaldi y la Sinfonía número 9 de Beethoven.

De aquí a la española, porque una vez degustado, el caviar y el resto de los platillos se han vuelto un fino vicio.

Y tu, ¿que manjares has provado?.